MANEJO DE LAS EMOCIONES EN EL NIÑO

 

 
Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso, o recuerdo importante.
 
El término inteligencia emocional se refiere a la capacidad para conocer y entender qué sentimos y qué sienten los otros, para poder así gestionar (modificar), y dominar (controlar), las emociones.

 

 

OBJETIVO DE LA EDUCACIÓN EMOCIONAL


Fundamentalmente se busca el desarrollo de las competencias emocionales es decir, que
el niño y la niña desarrollen:

* Conciencia emocional, regulación emocional, autogestión, inteligencia interpersonal.

* Habilidades para los retos de la vida cotidiana y sentimientos de bienestar.

* Fomento de la autoestima y la empatía.
 
Dado que las conductas se aprenden y las emociones también, es posible la educación de las emociones a fin de que los niños y las niñas sean capaces de gestionar de forma positiva y eficiente sus emociones y aprendan a identificar y responden de forma apropiada tanto a sus propias emociones como a las de las demás personas de su entorno.
 
 
 
Por lo tanto, es de vital importancia que como adultos se reflexione en la manera en que se manejan las propias emociones y en las formas de respuesta ante las emociones de los demás, incluidos los propios hijos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Los niños y las niñas aprenden de lo que les decimos, pero fundamentalmente de cómo actuamos ante las diferentes situaciones de la vida. De este modo es como ellos van moldeando su estilo de respuesta hasta quedar incorporados como hábitos.
 
 

Orientación para educar las emociones de los niños

 
  1. Escuche a sus niños y observe sus reacciones emocionales. Evite juzgar o intervenir para interrumpir la expresión de las mismas.
  2. Observe cuidadosamente qué es lo que sucedió para que su hijo o hija se enfade, llore o ría.
  3. Pregunte a su niño o niña y espere la respuesta, no dé por sentado nada.
  4. No niegue, ni ignore las emociones de sus hijos. Respete lo que están compartiendo y cuide de no infravalorar lo que expresen. Evite comentarios como "no pasó nada", "eso es una tontería", "no es para tanto".
  5. Con frecuencia los pequeños lloran, se enfadan o desesperan porque les resulta muy difícil entender lo que les está pasando y ponerlo en palabras; en tal caso, hay que ayudarles a nombrar lo que están sintiendo por su nombre (ira, frustración, tristeza, entre otras) a fin de que aprendan a relacionar los sucesos con las emociones que de ello deriva.
  6. Evite avergonzar a su pequeño o pequeña por sentir lo que está sintiendo, en vez de ello, ayúdele a encontrar una forma de comprender lo que sucedió, asegurándole que es normal sentirse así en esa situación.
  7. Brinde apoyo y orientación para recuperar el bienestar nuevamente.



  
 

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