4 de agosto de 2013

TALLERES






Taller Gestáltico de trabajo  sueños 



Taller de Desarrollo Humano.

Taller de trabajo con Mandalas.


Taller de Autoestima

Taller de Excelencia Humana.










Taller de Ho´Oponopono



3 de agosto de 2013

¿QUÉ ES LA MEDITACIÓN?


PRESENCIAR,  EL  ESPIRITU  DE  LA  MEDITACION


 Meditación es ser, simplemente, sin hacer nada -sin acción, sin pensamiento, sin emoción. 
Simplemente, eres y es un deleite puro. ¿De dónde viene este deleite cuando no estás haciendo nada?
No viene de ninguna parte, o viene de todas partes. Es sin causa, porque la existencia esta hecha de una sustancia llamada deleite.

Cuando no estás haciendo nada en absoluto -corporalmente, mentalmente, ni a ningún nivel, cuando paró toda actividad y solamente eres, eso es meditación. No puedes hacerlo, no puedes practicarlo, solamente tienes que entenderlo.

Siempre que puedas encontrar un tiempo para ser, simplemente, deja el hacer. Pensar también es hacer, concentrarse también es hacer, contemplar también es hacer. Incluso si por un momento dejas de hacer y solamente te quedas en tu centro, totalmente relajado, eso es meditación. 

Y una vez que le hayas encontrado el truco, puedes quedarte en ese estado todo el tiempo que quieras; al final, vas a poder quedarte en ese estado las 24 horas. Una vez que te des cuenta la forma en que tu ser puede quedarse imperturbable, entonces de a poco, puedes empezar a hacer cosas, manteniéndote alerta de que tu ser no se agite.

La meditación no está en contra de la acción. No es que te tengas que escapar de la vida. Solamente te enseña una nueva forma de vida: Te vuelves el centro del ciclón.
Tu vida sigue, sigue realmente con mayor intensidad, con más alegría, con más claridad, con más visión, con más creatividad -sin embargo, estás más distanciado, eres solamente un vigía en la cima, observando todo lo que pasa a tu alrededor; no eres el que hace, eres el que observa.

Ese es todo el secreto de la meditación, que te conviertes en el observador.

El hacer sigue en su propio nivel, no hay problema: Cortando leña o sacando agua del pozo. Puedes hacer cosas pequeñas o grandes; lo único que no se permite es que pierdas tu centro.


Esa conciencia, esa observación, se tiene que mantener absolutamente clara, sin nubes, sin perturbación.

La meditación va a darte sensibilidad, una gran sensación de pertenecer al mundo. Te vuelves tan sensible que hasta la hoja más pequeña de hierba tiene una importancia inmensa para ti. Tu sensibilidad te hace ver con claridad que esta hojita de pasto es tan importante para la existencia como la estrella más grande.

Y esta sensibilidad va a crearte nuevas amistades: amistad con los árboles, con los pájaros, con los animales, con las montañas, con los ríos, con los océanos y con las estrellas…La vida se enriquece a medida que crece el amor, a medida que crece la amistad.

Si meditas, tarde o temprano, vas a encontrarte con el amor. Si meditas profundamente, tarde o temprano, vas a empezar a sentir un amor tremendo que emana de ti que jamás habías conocido -una nueva cualidad de tu ser, una nueva puerta que se abre. Te convertiste en una nueva llama y ahora lo quieres compartir.

(Tomado de Osho)

1 de agosto de 2013

LA ENFERMEDAD COMO OPORTUNIDAD




El proceso de sanación, según Edward Bach pasará por:

1. Tomar consciencia de la divinidad que hay en nosotros y por tanto, del poder para superar las

    adversidades.
2. Entender que la causa básica de la enfermedad obedece a la falta de armonía entre la personalidad y el
    alma.
3. Tener la voluntad y la capacidad de descubrir el defecto causa del conflicto.
4. Suprimir ese defecto desarrollando la virtud contraria


La enfermedad es una palabra que sólo debería tener singular; decir enfermedades, en plural, es tan tonto como decir saludes. Enfermedad y salud son conceptos singulares, por cuanto que se refieren a un estado del ser humano y no a órganos o partes del cuerpo, como parece querer indicar el lenguaje habitual. El cuerpo nunca está enfermo ni sano ya que en él sólo se manifiestan las informaciones de la mente. El cuerpo no hace nada por sí mismo. 

Para comprobarlo, basta ver un cadáver. El cuerpo de una persona viva debe su funcionamiento precisamente a estas dos instancias inmateriales que solemos llamar conciencia (alma) y vida (espíritu). La conciencia emite la información que se manifiesta y se hace visible en el cuerpo. La conciencia es al cuerpo lo que un programa de radio al receptor. Dado que la conciencia representa una cualidad inmaterial y propia, naturalmente, no es producto del cuerpo ni depende de la existencia de éste.



Lo que ocurre en el cuerpo de un ser viviente es expresión de una información o concreción de la imagen correspondiente (imagen en griego es eidolon y se refiere también al concepto de la «idea»). Cuando el pulso y el corazón siguen un ritmo determinado, la temperatura corporal mantiene un nivel constante, las glándulas segregan hormonas y en el organismo se forman anticuerpos. Estas funciones no pueden explicarse por la materia en sí, sino que dependen de una información concreta, cuyo punto de partida es la conciencia. 

Cuando las distintas funciones corporales se conjugan de un modo determinado se produce un modelo que nos parece armonioso y por ello lo llamamos salud. Si una de las funciones se perturba, la armonía del conjunto se rompe y entonces hablamos de enfermedad.

Enfermedad significa, pues, la pérdida de una armonía o, también, el trastorno de un orden hasta ahora equilibrado (después veremos que, en realidad, contemplada desde otro punto de vista, la enfermedad es la instauración de un equilibrio). Ahora bien, la pérdida de armonía se produce en la conciencia, en el plano de la información, y en el cuerpo sólo se muestra. 

Por consiguiente, el cuerpo es vehículo de la manifestación o realización de todos los procesos y cambios que se producen en la conciencia. Así, si todo el mundo material no es sino el escenario en el que se plasman los pensamientos, las ideas, con lo que se hace visible lo invisible, también el cuerpo material es el escenario en el que se manifiestan las imágenes de la conciencia. 

Por lo tanto, si una persona sufre un desequilibrio en su conciencia, ello se manifestará en su cuerpo en forma de síntoma. Por lo tanto, es un error afirmar que el cuerpo está enfermo —enfermo sólo puede estarlo el ser humano—, por más que el estado de enfermedad se manifieste en el cuerpo como síntoma. (¡En la representación de una tragedia, lo trágico no es el escenario sino la obra!)

(Tomado de Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke)

¿QUÉ ES LA TERAPIA FLORAL DE BACH?


Se le llaman Flores de Bach, a las 38 esencias naturales extraídas de flores silvestres de los campos de la región de Gales, que tienen la capacidad de armonizar los estados emocionales del ser vivo, y que fueron descubiertas por el Dr. Edward Bach entre los años 1926 a 1936. 

Esta terapéutica se basa en la  concepción de que los desequilibrios emocionales, si se mantienen en el tiempo, producen bloqueos, interferencias, alteraciones en nuestro sistema energético vital, y dan lugar a la aparición de las enfermedades. Por tanto, para conseguir la sanación, es imprescindible armonizar estos estados emocionales en desequilibrio. 

Bach tipifica 38 estados emocionales en desequilibrio, y así mismo, descubre 38 elixires florales que tienen la capacidad de armonizar dichos desequilibrios potenciando, por la ley de polaridad, la virtud opuesta al desequilibrio emocional. 

Mecanismo de Acción 

Las esencias florales son preparados vibracionales que conservan la cualidad energética de una flor determinada. Vibracionalmente hablando, la flor en plena floración, es la manifestación máxima de la energía de la planta. Es en la flor, donde está la semilla que después vuelve a la tierra para regenerarse de nuevo. 

La función de una esencia floral, es la de entrar en resonancia con el sistema energético vital de la persona, con el fin de restablecer el flujo energético allí donde se alteró, como consecuencia de un conflicto emocional.




Edward Bach

Fue un médico homeópata y bacteriólogo de gran prestigio (1886-1936). Compartía con Hipócrates y Paracelso la idea de que existía una relación directa entre emoción y enfermedad. Cuando conoció a Hanemann, quedó impresionado por su obra y esto le llevó a convertirse en un extraordinario homeópata de afamada reputación (descubrió los siete nosodes de Bach, relacionados con la toxemia intestinal que todavía se utilizan en la actualidad). 

No obstante, Edward Bach no estaba del todo satisfecho con la medicina que practicaba, pues estaba convencido de que tenía que existir un tipo de medicina que no produjera ningún sufrimiento en el ser humano.  

Su deseo de encontrar una forma de sanación que no fuera agresiva, sino benigna y sutil; la certeza de que este sistema de sanación tenía que contemplar la vertiente espiritual y emocional del ser humano, y la intuición de que dicho método de sanación tenía que encontrarse en la naturaleza, le empujaron a abandonar un futuro (aparentemente muy prometedor) y recluirse en los campos de Gales.

Allí fue donde desde 1926 a 1936, descubrió todo un sistema de sanación inspirado en las flores del campo. Una semana antes de morir dijo “mi obra ha terminado”. Murió apaciblemente mientras dormía.